Tiempo atrás conocí a una mujer fuerte de la que mi admiración se llenaba, pues era ella la del carisma,la que con una sonrisa alegraba toda la jornada, y es que en esa sonrisa franca ,demostraba ser una de esas mujeres sin temor a nada.

Es cierto que las heridas de una guerra no marchitan a la flor,
sino que demuestran que la flor que ha sido bella es aún más bella cuando, a pesar de la desolación, se transforma
en una guerrera para enfrentar amenazas con cada una de sus fuerzas.